domingo, 10 de septiembre de 2017

Desarrollo prehispánico


HORIZONTE TEMPRANO
Chavín
Se desarrolló en el departamento de Áncash. A partir de este lugar, se difundió de manera pacífica desde Tumbes hasta Ayacucho. Julio C. Tello originalmente pensó que era la matriz de la civilización andina. No obstante, actualmente se le considera como la primera síntesis cultural del antiguo Perú (primer panandinismo).

Fue un estado teocrático controlado por una poderosa casta sacerdotal, que basaba su poder en la posesión de conocimientos astronómicos. A partir de su templo Chavín de Huántar, difundieron una religión que causaba asombro, devoción y terror inspirada en animales como el jaguar, el cóndor y la serpiente.

La escultura en piedra, su manifestación más destacada, se convirtió en un medio de representación y difusión de los dioses. Así por ejemplo tenemos: el Lanzón monolítico (4,50 m.), la Estela Raimondi (1,98 m.), el Obelisco Tello (2,50 m.) y las cabezas clavas.

Paracas
Los primeros vestigios de esta cultura se encontraron en la península de Paracas, en el departamento de Ica. En el Cerro Colorado, Tello descubrió dos estilos arquitectónicos distintos en la construcción de sus tumbas durante su desarrollo, por ello dividió su proceso histórico en dos periodos: Paracas Cavernas y Paracas Necrópolis.

Durante el periodo Cavernas lograron grandes avances en medicina al practicar cuidadosas intervenciones quirúrgicas denominadas trepanaciones craneanas. Mientras que en el periodo Necrópolis alcanzaron destacados logros en textilería al elaborar los más vistosos tejidos, a los que se les conoce como mantos ceremoniales.

INTERMEDIO TEMPRANO

Mochica
Sus centros culturales más importantes se ubicaron en los valles de Moche, Chao, Virú y Chicama en el departamento de la Libertad, donde desarrollaron importantes técnicas hidráulicas, acueductos y represas, para llevar agua a sus campos de cultivo.

Los mochica organizaron pequeños estados independientes dirigidos por militares – sacerdotes que a la postre se confederaron bajo la dirección de un gobernante llamado Cie Quich.

La cerámica fue una de sus actividades predilectas,  destacan sus huacos pictóricos (iconográficos) y sus ceramios escultóricos (retratos, patológicos y eróticos). Sus principales restos se encuentran en La Libertad: la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna. En el departamento de Lambayeque, Walter Alva descubrió la tumba del Señor de Sipán en la Huaca Rajada.

Nasca
Su centro principal fue la ciudad de Cahuachi, ubicada en el río Grande, en el departamento de Ica. Desarrollaron un estado teocrático militar, es decir, dirigido por una élite sacerdotal y militar.

Debido a que se establecieron en un territorio árido y seco, para potenciar su agricultura desarrollaron  técnicas de irrigación como la construcción de reservorios o acueductos subterráneos (puquios).

La cerámica pictórica fue su actividad más destacada, llegaron a utilizar hasta 11 colores en un ceramio al que pintaron sin dejar espacios en blanco (horror al vacío). De otro lado, en las pampas de Nasca y Palpa, dibujaron los geoglifos o líneas de Nasca, descubiertas en 1926 por Toribio Mejía Xesspe, y cuya mayor estudiosa fue la alemana María Reiche.

HORIZONTE MEDIO

Tiahuanaco
Su centro principal se ubicó en la meseta del Collao, en el altiplano boliviano. Con una altitud promedio de 4000 msnm, su territorio presenta condiciones muy difíciles para la vida al soportar fuertes alternancias de temperaturas. Para controlar un territorio tan hostil, desarrollaron diversas técnicas agrícolas como los waru waru o camellones (contra las heladas), las cochas (lagunas) así como los andenes (terrazas agrícolas).

Tiahuanaco organizó un estado colonizador, distribuyó enclaves agrícolas en diversos pisos altitudinales con la finalidad de ampliar su frontera agrícola, lo que el antropólogo norteamericano Jhon Murra denominó control vertical de pisos ecológicos.

En cerámica, fueron los creadores de los vasos kero, de boca ancha y base estrecha. Mientras que en religión, adoraron al dios de los báculos o Wiracocha.

Una de sus actividades más destacadas fue la arquitectura, siendo la piedra su principal materia prima, a la que unieron a través de grapas de bronce. Destacan: la fortaleza de Akapana y Kalasasaya, complejos donde se encuentran distintos monolitos como la Portada del Sol (Wiracocha) o el monolito Bennett (7,30 m.)

Wari
Tuvo su centro principal en la ciudad de Viñaque, a 25 km del departamento de Ayacucho. La cultura Wari se origino a partir de los vínculos que mantuvo la cultura Huarpa con los Nasca y posteriormente con los Tiahuanaco.

Wari logra la segunda homogeneización del territorio andino (segundo panperuanismo) llegando a constituir el primer imperio andino que difundió los logros adquiridos por el hombre peruano hasta ese momento.

Destacaron principalmente en la planificación urbana al construir importantes llactas (centros artesanales) y cabeceras de región interconectadas por una amplia red caminera (ñan).  Gracias a este sistema centralizador llegaron a controlar las producciones agropecuarias y artesanales del pueblo en su conjunto.

INTERMEDIO TARDÍO

Chimú
Chimú fue una sociedad que se manejó desde la ciudad de Chan Chan, en el departamento de La Libertad. Abarcó la costa central y norte desde Tumbes hasta Lima.

Se afirma que el reino de Chimú tuvo diez gobernantes, desde Tacainamo, el fundador, hasta Minchan-caman, que hacia 1470 fue conquistado por los Incas.

En agricultura supieron aprovechar las aguas de los puquiales, las aguas subterráneas y los ríos, con las que pudieron irrigar los valles mediante canales. Asimismo construyeron chacras hundidas (huachaques) para realizar cultivos.

Destacaron en el desarrollo de la metalurgia, influenciada por las técnicas de la cultura Lambayeque o Sicán. Produjeron vasos-sonaja, vasos-retrato, cuchillos ceremoniales, orejeras, etc.

Urbanísticamente, Chanchan fue su máxima expresión. La extensión total de su ciudad de barro se estima en 20 Km² con una población cercana a los 100 000 habitantes. Considerada la urbe de barro más grande de América. Destacan: patios, residencias, edificios administrativos, plataformas, corredores, etc.

Poblamiento americano



sábado, 7 de junio de 2014

El 7 de junio

El día de hoy conmemoramos un año más de la batalla de Arica que tuvo lugar en el contexto de la guerra del Pacífico, el 7 de junio de 1880. Las acciones se habían concentrado entonces en el sur, el mar y prácticamente la totalidad de la provincia salitrera de Tarapacá se encontraban ya bajo el dominio de las fuerzas chilenas. El pequeño reducto de Arica al mando de Bolognesi, aislado del resto del país y conformado por poco más de 1 600 soldados, era el último obstáculo para la consolidación de la ocupación chilena en Tarapacá. Tras el constante bombardeo del puerto de Arica, la toma de la ciudad era inminente y solo cuestión de tiempo, pues era evidente que los recursos y hombres no podrían resistir el embate de las fuerzas enemigas. Consciente de esta situación, Bolognesi pidió el apoyo del II Ejército del Sur al mando de Segundo Leiva, quien se había retirado a Arequipa con 5 mil soldados. Los telegramas del jefe del cuartel de Arica dirigidos a Leiva son numerosos y elocuentes, en una carta fechada el 4 de junio de 1880 escribió Bolognesi: 

“Señor General Montero o Coronel Leiva: Este es el octavo propio que conduce, tal vez, las últimas palabras de los que sostienen en Arica el honor nacional. No he recibido hasta hoy comunicación alguna que me indique el lugar en que se encuentra” 

Por supuesto, Leiva jamás contestó, por lo que a pesar del tiempo transcurrido, no ha de extrañar que siga resonando en el subconsciente nacional el incasable "Apure Leiva!" de un sempiterno Bolognesi. En Lima ya se tenía conocimiento de la situación que se vivía en las fronteras de la provincia salitrera. Lizardo Montero, a cargo del Ejército del sur, le había escrito meses antes al dictador Piérola advirtiéndole la situación deplorable de las fuerzas a su mando y lo que inevitablemente se avecinaba si no se tomaban acciones al respecto, la carta está fechada el 4 de marzo de 1880 de la que reproducimos este fragmento: 

“Hasta la fecha no he recibido refuerzo de tropas, ni armas, ni dinero para el desmantelado ejército que me obedece; así pues, puramente, con los escasos elementos de que dispongo voy a librar por fin batalla a que el enemigo nos provoca; veremos pues, si la Providencia nos ayuda.”

Arica tuvo que sufrir la incapacidad, indiferencia y falta de comunicación entre los mandos y jefes de las fuerzas del sur, propiciadas en buena parte por viejas rencillas personales y venganzas políticas que caracterizó la dictadura de Piérola. Consciente de ello, Bolognesi escribió en su última carta dirigida a su esposa, fechada el 22 de mayo de 1880, consciente de que iba a morir y que las líneas de su pluma quedarían impresas en los anales de la historia nacional:

“Dios va a decidir éste drama en el que: los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no se crea que mi deber tiene precio”. 

El sacrificio de Bolognesi y de todos los caídos en Arica fue un heroísmo innecesario, el costo que tuvo que afrontar la nación para engrosar el listado de mártires fue demasiado elevado. Bolognesi y sus hombres asumieron con hidalguía el triste destino que venía cincelando la clase política peruana desde que asumieron las riendas de la República. Por ello, lejos del culto patriotero y chauvinista que promueven este tipo de “fechas cívicas”, el 7 de junio debe ser para todos los peruanos un día para recordar las consecuencias y perjuicios que trajo consigo en nuestra historia, nuestra poca capacidad para resolver conflictos, conciliar y estar unidos a pesar de nuestras diferencias. Si no aprendemos de esta enseñanza, entonces todo el sacrificio que significó esta infausta guerra habrá sido en vano. 

César Cortez Mosquera